Para Christian Burgos, CEO de Inner Group y fundador de ProWine, la feria de vinos más grande de América, todo comenzó de una manera un tanto personal e inesperada. "Todo empezó con una historia de amor. Mi exesposa se fue a Estados Unidos para cursar su MBA y empezó a disfrutar del vino. Cuando nos conocimos aquí en Brasil, me gustaba el whisky, pero queremos complacer, ¿no? Empecé a entender un poco el vino, y ahí empezó la aventura". Explica que hace veinte años lanzó la Revista Adega y, a partir de ahí, comenzó una serie de guías que han crecido de forma constante: la primera guía de vinos brasileños en 2010, una para Sudamérica en 2011, una para Portugal en 2020 y una para España en 2021.
Explica que "catamos algo más de 4.500 vinos al año" con un equipo de tres catadores. El objetivo, según Burgos, es crecer de forma constante: en Brasil, hasta 1.000 vinos; en Sudamérica, alrededor de 4.200; en España, alrededor de 500 el próximo año.
El ámbito geográfico del enoturismo
Burgos reflexiona sobre cómo el enoturismo ya está presente en todas partes —excepto en la Antártida y el Caribe, como bromea—, con una producción y venta de vino repartidas por todo el mundo. Señala que los brasileños suelen visitar Argentina y Chile poco después de visitar Vale dos Vinhedos, y que Uruguay está en pleno auge en enoturismo.
Respecto a Estados Unidos, afirma: “California es el número 1 en Estados Unidos” en términos de infraestructura, citando regiones como Sonoma, Napa, Oregón, Texas e incluso Nueva York, de forma emergente.
En cuanto a Centroamérica y México, señala que «México está iniciando una creciente industria vitivinícola de calidad; es una infraestructura digna de Disney, como decimos, todo está preparado para recibir a la gente. Y la gastronomía, excelentes restaurantes y todo». Comenta que, en el Caribe, no hay producción orientada al enoturismo, aunque sí hay consumo. Burgos observa que «cuando empiezas a oír hablar de ello: gastronomía, hoteles bonitos, bodegas cercanas, gente que recibe a la gente para catas y visitas, la cosa explota».
Sudamérica en transformación
En cuanto a Bolivia, Burgos comparte que el país "comenzó a emerger" en Brasil hace unos dos años, con proyectos "aún pequeños". Menciona la bodega Jardines Ocultos, donde las vides "trepan a los árboles" y los visitantes participan en la cosecha y la elaboración del vino. Señala que es posible llegar, pero la infraestructura para recibir a la gente a un nivel turístico completo (es decir, hoteles, restaurantes y centros de recepción) aún no está lista. Para él, este es el "centro" a explorar.
En Brasil y otros países sudamericanos, el desafío, según él, es construir una recepción turística para transformar bodegas y regiones en experiencias completas.
África, Australia, Nueva Zelanda: destinos vividos
En cuanto a África, Burgos explica que el continente está experimentando un creciente consumo de vino. Cita el ejemplo de Angola, donde, a medida que el mercado se desarrolla, los consumidores con mayores ingresos invierten en bodegas. Si bien existen iniciativas en marcha en otros países, enfatiza que la producción de vino de alta calidad se concentra principalmente en Sudáfrica. La experiencia turística allí, según Burgos, va mucho más allá de las catas: «Hay bodegas con grandes colecciones de arte moderno e indígena, además de excelente gastronomía y quesos».
En Australia y Nueva Zelanda, afirma que ambos están "hiperestructurados" para el enoturismo. En Nueva Zelanda, las bodegas familiares destacan por variedades como el Sauvignon Blanc y el Pinot Noir. En Australia, cita el Shiraz y otras uvas clásicas. En el caso de Burgos, estas regiones son "increíbles" para quienes buscan combinar paisaje, bodega y experiencia.
Europa: tradición y reinvención
Burgos señala que Europa es «la cuna de la cultura del vino» y que el mapa de la vid y el olivo coincide con la expansión del Imperio Romano, una conexión que considera simbólica. Afirma que, desde Grecia hasta Italia, España y Portugal, Croacia, Hungría e incluso Ucrania, «toda Europa es un territorio para explorar no solo para degustar, sino también para visitar».
Al preguntarle sobre las novedades del enoturismo europeo, afirma que «estas bodegas se están reinventando. El cultivo de uvas blancas y vinos espumosos aumenta constantemente debido al clima cada vez más extremo». Explica que los antiguos castillos y las bodegas tradicionales se están transformando gracias al lujo, la comodidad moderna y el turismo. Cita el ejemplo de «un antiguo pueblo con castillo», que se ha transformado por completo, conectando «la historia con el lujo».
La diversidad de terruños y uvas en todo el mundo
Burgos argumenta que no existe "la mejor uva del mundo", sino "cada uva en su lugar". Explica que, en Chile o el Valle de Napa, predomina el Cabernet Sauvignon; en Australia, el Shiraz; en Nueva Zelanda, primero el Sauvignon Blanc y luego el Pinot Noir; en Sudáfrica, el Chenin Blanc y también el Cabernet; y, en el Mediterráneo, mezclas como GSM (Grenache, Syrah, Monastrell). Lo que importa, dice, es "la diversidad que se encuentra en el vino, la ubicación, porque cada lugar debe tener su propia expresión al final".
El panorama mundial del enoturismo
Según análisis de mercado, el sector del enoturismo está en expansión. Un informe de Grand View Research estimó el mercado mundial del enoturismo en 46.470 millones de dólares estadounidenses en 2023 y se proyecta que alcance los 106.740 millones de dólares estadounidenses para 2030, con una tasa de crecimiento anual compuesta (TCAC) del 12,9 %. Para América Latina, el mismo informe estima aproximadamente 3.392,3 millones de dólares estadounidenses en 2023 y un crecimiento del 12,9 % para 2030.
Estas cifras refuerzan la afirmación de Burgos de que el enoturismo es más que un hobby: es una economía global que abarca infraestructura, experiencia, paisaje, sabor y cultura.
Reportaje y fotografía: Mary de Aquino.