El aspecto exterior y las configuraciones internas, a grandes rasgos, repiten formas y estructuras que se han mantenido a lo largo de los años debido a su demostrado éxito, variando únicamente en detalles como el número de pasillos, el número de motores y, en algunos casos, incluso la altura de la aeronave. Pero nada podría estar más lejos de la verdad. La industria de la aviación ha dado saltos espectaculares en las últimas dos décadas, tanto en la fabricación de motores y el desarrollo de aviónica, como en el confort interior y la eficiencia de los modelos. El Boeing 787 Dreamliner, el avión insignia de Air Europa, es un buen ejemplo de ello.
El Dreamliner es, por derecho propio, el modelo de largo recorrido más avanzado del mercado. Desde su vuelo inaugural hace 14 años, se ha consolidado como el principal referente en materia de confort y sostenibilidad, ambos elementos clave en la evolución de la industria.
Air Europa fue la primera compañía española en adoptar el Dreamliner, allá por 2016. Actualmente cuenta con 23 aviones en su flota, a los que próximamente se sumarán nuevas unidades para cubrir el alto nivel de demanda, especialmente en rutas con origen y destino en Latinoamérica.
La aerolínea cuenta con las dos configuraciones principales de este modelo de doble pasillo: el 787-8, con 274 asientos, y el 787-9, con fuselaje alargado, con capacidad para 307 pasajeros. Ambos modelos vertebran la oferta de Air Europa desde América hasta Madrid, con un total de 21 rutas que unen ambas orillas del Océano Atlántico.
Diseñado para la eficiencia
En los últimos años, el 787 ha desempeñado un papel clave en la respuesta a dos preguntas clave para la evolución de la industria: cómo afrontar los desafíos de eficiencia de la industria y cómo crear una mejor experiencia a bordo para los clientes. En ambos casos, el Dreamliner responde a esas preguntas.
En términos de innovación técnica y su impacto en la eficiencia de los vuelos, el modelo insignia de Boeing es un compendio de las mejoras que están marcando el ritmo de la industria. El primero de ellos reside en su diseño. Es el primer avión que incorpora un 50% de materiales compuestos en su construcción, lo que lo hace más fuerte y robusto, a la vez que lo hace más ligero, lo que contribuye a un menor consumo de combustible.
Además de su mejorada aerodinámica, la última generación de motores Rolls-Royce en conjunto le otorgan la capacidad de consumir un 20% menos de combustible que otros modelos similares, reduciendo en la misma cantidad las emisiones a la atmósfera.
La eficiencia del Dreamliner no sólo se mide en términos de consumo de combustible, sino también en términos de impacto ambiental y acústico, que, en este último punto, es un 60% menor respecto a aviones de tamaño similar. Esto tiene un efecto directo sobre las personas que viven en las proximidades de los aeropuertos, ayudándoles a descansar no sólo dentro sino también fuera del avión.
Entonces, si bien el diseño externo contribuye a hacer más sostenible la conectividad aérea, ¿cómo hace que sea una experiencia más placentera para el pasajero?
Sinónimo de comodidad
En primer lugar, con una cabina que ha revolucionado el uso del espacio en los aviones hasta el momento. El Dreamliner no sólo tiene un fuselaje más ancho, sino que también ofrece más espacio para la cabeza, tiene maleteros que aprovechan mejor el espacio de almacenamiento y, sobre todo, tiene ventanas un 30% más grandes de lo habitual. Esto no sólo proporciona más luz y una mejor vista, sino que también permite prescindir de las habituales persianas rígidas en favor de una tecnología única que permite ajustar la opacidad del vidrio simplemente presionando un botón.
El espacio entre los asientos también es significativamente más amplio tanto en Business Class como en Economy Class. De hecho, la comodidad de los asientos de Business Class es uno de los principales atractivos de Air Europa; sus asientos totalmente abatibles están equipados con todos los elementos necesarios para hacer de un vuelo de largo recorrido una experiencia única.
El confort interior del 787 no se debe sólo a la configuración de los asientos, sino también a la tecnología implementada para favorecer el descanso de los pasajeros. Prueba de ello es el sistema de filtrado de aire que incorpora. Además de eliminar la presencia de bacterias y virus, clave para la seguridad de los pasajeros durante los años de la pandemia, minimiza la presencia de malos olores y contaminantes. También ayuda a reducir la sequedad del ambiente, generando más humedad en el habitáculo y facilitando la respiración.
Mejor ambiente, más luz o más espacio entre asientos no eran suficientes para conseguir el viaje perfecto. Así, además, el 787 reduce los efectos del jet lag, así como los mareos, dolores de cabeza y fatiga propios de los vuelos largos. ¿Cómo logra esto? Por un lado, con una mayor estabilidad incluso a altas velocidades (de hecho, el Dreamliner puede reducir los trayectos hasta 40 minutos y, por otro, con una presurización de la cabina casi 610 metros inferior a la estándar, lo que permite que la carrocería absorba un 8% más oxígeno.
El “Efecto Dreamliner”
El llamado “Efecto Dreamliner” ha transformado la propuesta comercial de Air Europa desde su incorporación a la flota de la compañía. Sus amplias capacidades han permitido a la aerolínea afrontar los desafíos de una industria que nunca volverá a ser la misma y que evoluciona constantemente con mayor confianza. Gracias a su tamaño y versatilidad, Air Europa puede transportar más pasajeros con menos vuelos, y también aprovechar la espaciosa bodega de carga para mover más carga, optimizando así el consumo de combustible y reduciendo las emisiones. De esta forma, la aerolínea ha restablecido rápidamente sus operaciones, respondiendo especialmente a la positiva evolución del mercado en materia de conectividad entre América y Europa a través del hub del Aeropuerto de Madrid-Barajas.
Sin embargo, este modelo también se utiliza con gran éxito en rutas de medio recorrido dentro del continente europeo.
En 2024, Air Europa seguirá ampliando su flota de 787, hasta alcanzar unas 25 unidades a finales de año. El éxito de este modelo habla por sí solo, como reflejan las opiniones de los pasajeros sobre su experiencia a bordo, que incluye una oferta de entretenimiento única y una propuesta gastronómica que, en los vuelos de Madrid a América, ofrece varios menús creados por Martín Berasategui, el chef español con el mayor número de estrellas Michelin. Así es como
volar puede ser la mejor parte del viaje.