Desde su nacimiento en el Macizo Colombiano, donde la cordillera de los Andes le da origen, hasta su desembocadura en el mar Caribe, este río ha sido testigo de innumerables historias y ha sido fuente de inspiración para muchos, incluyendo al Nobel de Literatura Gabriel García Márquez.
Para el escritor colombiano, el río Magdalena no solo era el río más grande de Colombia, sino un símbolo de la vida misma. Fue en sus aguas en las que el joven García Márquez viajó entre Sucre y Puerto Salgar hasta llegar a Zipaquirá, en donde vivió algunos de sus años de formación más importantes. Estos viajes, que podían llegar a durar hasta 3 días, a bordo de los buques que recorrían el río, no solo lo conectaron físicamente con diferentes regiones del país, sino que también lo sumergieron en la riqueza cultural y natural de Colombia, una experiencia que quedaría grabada en su memoria y que luego inspiraría sus obras.
En Vivir para contarla (su obra autobiográfica), García Márquez recuerda con cariño estos viajes, describiéndolos como momentos de alegría, llenos de parrandas y de un paisaje inacabable. A bordo del buque David Arango, García Márquez quedó fascinado con la vibrante vida que se desplegaba a lo largo del río, un paisaje que luego se reflejaría en las páginas de sus obras, donde lo maravilloso cobra vida en escenarios tan vivos como el mismo río Magdalena.
Muchos años después, el escritor escribiría:
“Por lo único que quisiera volver a ser niño es para gozar de aquel viaje”
(Vivir para contarla, 2002).
Fuente: Colombia.Travel